Hogueras y excrementos junto a un colegio y una comisaría

Un campamento en el Parque de la Ventilla enciende a los vecinos

Los vecinos de los alrededores del Parque de La Ventilla están “hartos”. La causa: el campamento ilegal, levantado a pocos pasos de la comisaría de Policía Municipal de Vía Límite y del colegio público Felipe II, y en el que viven entre 20 y 30 ciudadanos de origen rumano en una decena de tiendas de campaña. “No es lógico que el Ayuntamiento consienta un poblado chabolista en pleno parque”, dice José Pablo, un vecino de la zona que se muestra asombrado por que se permita “algo así enfrente de un colegio de Primaria y de una comisaría”.


Desde la Junta Municipal se señala que los asentamientos de que se tienen constancia pertenecen a la zona del paseo de la Dirección, formados por “adultos, sin ninguna motivación al cambio, anclados en un estilo de vida que conlleva un uso inadecuado de los espacios públicos”, explica la concejal-presidenta, Paloma García Romero.

Desmontar y volver a montar


Estos moradores suelen rechazar la asistencia que repetidamente les ofrece el Samur Social “y prefieren mantener los comportamientos marginales que vienen desarrollando en dicho ámbito”. La Policía Municipal cuenta también con poco margen de maniobra: “Hasta tres o cuatro veces les han obligado a desmontarlo, han limpiado la zona, y ese mismo día ya estaban de vuelta”, asegura Luisa, otra indignada vecina del parque de La Ventilla. Una explicación que coincide con la que da la propia Junta en otros casos similares ocurridos en el distrito.


Se trata de habitantes mayores y jóvenes –según los testimonios, no hay niños– que por el día se dedican a la mendicidad y la recogida de chatarra, y que al caer la tarde regresan a este improvisado camping. Hace unos dos años, el asentamiento se situaba en el Parque de Los Pinos –frente al paseo de la Dirección–, si bien al menos en el último se ha mantenido en esta zona junto a la subestación eléctrica de El Pilar, algo que según los vecinos aumenta el peligro: “A diario hacen fogatas para calentarse, y si no tienen con qué encenderlas, cogen los bancos del parque y los queman”, explica Luisa.

Falta de higiene


Los vecinos reconocen que, aunque responden y se encaran si se les increpa, “no son personas conflictivas, pero es obvio que mucha gente de la zona puede sentirse intimidada con su presencia, especialmente cuando anochece, y ya no digo quien entre en el parque”, añade José Pablo.


Pero quizá el mayor problema tiene que ver con la gestión de la higiene y de las necesidades físicas de varias decenas de personas viviendo tanto tiempo en la calle. “Eso es lo más gordo. Llenan el parque de excrementos, se van a la tapia de la guardería, les da igual que sea a plena luz, pasas y ves a dos o tres haciendo sus necesidades”, explica Luisa. “Tengo una niña y no puedo pasar por allí, que era la zona por donde paseábamos en verano”, se lamenta. Junto con otras, esta vecina ya ha empezado a recoger firmas en los alrededores para llevar una queja formal al Ayuntamiento y tratar de solucionar “esta injusticia que nos tiene hartos. Así no se puede vivir”.

David Álvarez de la Morena


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1 comentarios

  1. raquel | 01/01/1970 01:33h. Avisar al moderador
    Yo si quisiera que me dieran una casa, me iria a vivir a un parque céntrico donde se me viera bien todos los días.   

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