- ¡PaSOtE, tIbU, UlPyaDes! ¡Qué alegría volver a veros!
- ¡Hola PePita! Por fin has regresado de tierras budistas, ¿qué tal te ha ido?
- Hasta que aterricé muy bien, llena de energía y de paz interior, pero luego todo se torció. Estoy pensando en regresar y no volver jamás.
- ¿Algún problemilla?
- Me perdieron las maletas en el aeropuerto; el taxista me tomó por guiri e intentó darme una vuelta por Madrid; estuve dos horas atascada por un partido de fútbol... ¿sigo?
- Déjalo PePita. Bienvenida a la selva otra vez.
- Ya, y vosotros ¿qué? ¿Emprendiendo de nuevo?
- Ahí vamos. Hemos tenido una idea genial y estamos dándole forma.
- ¿De qué se trata esta vez?
- No sé si sabes que tampoco tendremos Olimpiadas en 2020...
- Sí, ya me he puesto al día, ¡vaya chasco!
- El caso es que viendo el lamentable nivel de inglés de algunos de nuestros dirigentes, hemos pensado crear una academia para altas instancias, que necesiten imperiosamente dominar el inglis pitinglish.
- Ah, muy bien, ¿y cómo? Si vosotros lo habláis peor que Aznar y Botella juntos.
- He ahí la clave PePita: entre lo mal que lo hablan ellos y que no tienen sentido del ridículo, con nuestro nivel cero patatero nos defendemos mejor que algunos políticos. No se darán cuenta de nada. Y podemos cobrarles una buena pasta, porque eso les sobra.
- Ah, veo que seguís igual de "ingeniosos" como siempre. ¿Y dónde estará la academia? ¿Cómo se llamará?
- Eso es lo mejor PePita. La vamos a poner en plena Plaza Mayor, donde más les gusta, para que mientras aprendan inglés puedan tomarse un relaxing bocata de calamares, con una birra.
- Perdón, era un relaxing a cup of café con leche.
- ¡Vamos PePita! Cualquiera que conozca Madrid sabe que en la Plaza Mayor lo que se lleva son los bocatas de calamares grasientos.
- En fin, nada ha cambiado. Chicos, me marcho a casa a oír música budista. nos vemos.
- Adiós PePita. Vamos a comprar unos fascículos de inglés para ir dando forma al proyecto. Gud bai.
REY
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