CUANDO LA MADERA COBRA VIDA

Agustín Sanz de la Fuente ha vivido siempre en Rascafría, en la Sierra Norte de Madrid. Desde su infancia, por tanto, su entorno ha estado presidido por bosques, estableciendo, de alguna manera, una especie de diálogo inadvertido con la Naturaleza, que le ha venido marcando el camino a seguir en su obra. Que este artista autodidacta sea un enamorado de otorgar vida a la madera, no es, por consiguiente, fruto de la casualidad; de hecho él se autodefine como un “escultor serrano”, y de su boca salen frases tan bonitas como que “cuando se trabaja la madera con respeto y cariño, es como moldear un chorro de miel”. Los relieves y las figuras constituyen dos aspectos bien diferenciados dentro de su trabajo, del cual se exhibe un total de 15 piezas realizadas con muy diversas maderas: aliso, fresno, álamo, sabina, enebro, abedul… Los relieves nos llevan al terreno de lo paisajístico: el autor repara en puentes, casas y construcciones rurales que, trazadas con una particular óptica, y sumado a unos volúmenes sinuosos, en pugna por evitar aristas, nos conducen hacia un misterioso viaje por el bosque. Entre sus personajes se encuentran duendes como Finito, Silvo y el Vergonzoso, y otros títulos tan evocadores y sugerentes como “Velero”, “Cortejo”, “Intriga”, “Locura del Quijote”, “Como la vida misma”, “Cárcel de bolas” o “Garra y sentido”, todas ellas obras de una gran calidad, originalidad y hermosura que nos transmiten equilibrio y serenidad al contemplarlas o tocarlas. Esta exposición de esculturas de A. Sanz de la Fuente se ofrece, de forma gratuita, en el museo Tiflológico de la ONCE (c/ La Coruña, 18) hasta el 30 de diciembre, en el horario: de martes a viernes, de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 horas, y los sábados de 10:00 a 14:00 horas. C. CANO