Una ruta que repasa el Tetuán histórico e intercultural

Organizada por la Comisión de Inmigración

A las 16:30 del soleado miércoles de finales de mayo, un grupo heterogéneo de unas 60 personas se reunía para hacer un recorrido por los lugares imprescindibles del barrio. La Comisión de Inmigración fue la encargada de organizar este evento cultural, con la intención de mostrar la riqueza urbana del distrito y las distintas historias que se esconden detrás.


En esta Comisión participan varios colectivos sociales, para fomentar la convivencia intercultural del barrio. El guía de la ruta fue el historiador y vicepresidente de la Asociación de Vecinos Cuatro Caminos-Tetuán, Antonio Ortiz, aunque también estuvieron presentes trabajadores de la Oficina de Inmigración, de la Asociación Puente de Esperanza, del Centro Municipal de Salud o del Servicio de Convivencia Intercultural en Barrios.


El recorrido comenzaba en la Mezquita de Tetuán, la primera que se construyó en la Península con minarete (1978). Enfrente se encuentra “La Enredadera”, un centro social ocupado, con mucha actividad en el barrio. Después se cruzó Bravo Murillo hacia la parroquia de San Francisco de Sales, junto a los Salesianos de Estrecho, famosa por tener la segunda cúpula más grande de la capital, y que fuera ocupada por los milicianos durante la Guerra Civil española.


La ruta también abordó el pasado cinéfilo del distrito, cuando en su mejor época repartía más de 20 salas por estas calles, y de las que hoy no queda ninguna. También hubo tiempo para visitar plazas con grafitis, viviendas colectivas, proyectos de beneficencia por parte de la monarquía y la nobleza, edificios con decoraciones curiosas como el esgrafiado, anécdotas históricas como que dos obreros consiguieron esconder el monumento a Pablo Iglesias en El Retiro durante el franquismo, o las distintas obras de ingeniería que se construyeron para traer el agua a Madrid, como el arca de Caño Gordo o el acueducto de Amaniel.


Así transcurrieron cuatro horas de recorrido, durante las que todos los asistentes pudieron aprender los lugares y las anécdotas del Tetuán más intercultural, gracias al esfuerzo y la paciencia de Antonio Ortiz y el resto del equipo. Un Tetuán desconocido para muchos y del que aún quedan muchas historias que contar. Pero eso será ya en los próximos talleres.

Laura Conde


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