La LOMCE inaugura el curso con muchas novedades y con sus famosas reválidas

Cuarta reforma, mismo resultado

A 31 de junio, cuando todo español andaba más pendiente de escaparse de la ciudad y desentenderse de lo cotidiano, se aprobaron las reválidas para cada cambio de ciclo, otra de las novedades que nos trae la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). Una polémica ley, cuyo desarrollo se ha iniciado este curso de modo incierto, con padres y profesores sin tener claro si tendrá continuidad ni qué ocurrirá con las primeras y temidas reválidas. La interinidad del Gobierno en funciones ha contribuido sin duda a esta incertidumbre, si bien desde el Ministerio de Educación se señala que, “a fecha de hoy, la ley dice que las pruebas hay que hacerlas, salvo que haya cambios legislativos que decidan los partidos políticos en el Parlamento”.
Entre los objetivos que señala el texto de la LOMCE, destacan “reducir la tasa de abandono temprano de la educación, mejorar los resultados educativos de acuerdo con criterios internacionales, tanto en la tasa comparativa de alumnos y alumnas excelentes como en la de titulados en Educación Secundaria Obligatoria, mejorar la empleabilidad, y estimular el espíritu emprendedor de los estudiantes”.
Por otro lado, entre las novedades que introduce la reforma, además de la imposición de pruebas de evaluación final o reválidas, cabe citar las dos opciones de recorrido en cuarto curso de la ESO, mayor importancia de las asignaturas “troncales” diseñadas por el Gobierno, la educación plurilingüe o la reinclusión de la asignatura de Religión, que volverá a contar en el expediente académico. Para algunos docentes, la reforma aumentará la brecha entre estudiantes y centros que dispongan de más recursos, mientras margina a quien se encuentre con dificultades.
La LOMCE se aprobó en 2013, pero hasta el pasado julio no se habían instaurado las famosas “reválidas”. Éste será el primer curso académico que las pondrá en marcha, pero sin verdaderas consecuencias. Es decir, los alumnos deberán presentarse a las pruebas, si bien éstas no serán decisivas hasta el curso siguiente. Las reválidas decidirán el futuro académico de los alumnos, ya que se realizan al final de cada ciclo formativo (Primaria, Secundaria y Bachillerato). También sustituye a las pruebas de acceso a la Universidad. En teoría, esta ley pretende reducir el fracaso escolar y favorecer la integración, pero en la práctica aumenta las desigualdades sociales y estigmatiza a los alumnos con peor rendimiento.
A día de hoy, contra las reválidas hay impuesta toda una batería de frentes, desde recursos judiciales hasta iniciativas parlamentarias e incluso una huelga de estudiantes, prevista para el próximo 26 de octubre. Hasta 12 comunidades autónomas han anunciado o presentado recursos ante los tribunales, para frenar la celebración de las reválidas. Son: Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Cataluña, Extremadura, Navarra, País Vasco y la Comunidad Valenciana.
“Las reválidas crearán ansiedad entre los alumnos, empeorando los resultados”. Ésta es la visión de una gran parte del mundo docente, aunque sean las palabras de Lourdes Crespo Sánchez, profesora de alemán en el IES Joan Maria Thomàs. Además, creen que las reválidas sólo causarán un “estrés innecesario” entre el alumnado y que el cambio de asignaturas no mejora el aprendizaje. Y respecto a la intención de equiparar los estudios españoles a los europeos, todos opinan que todavía queda mucho recorrido y que falta inversión pública.
La LOMCE es la cuarta reforma educativa instaurada en democracia, lo que supone que los planes de estudio se han visto continuamente afectados por los cambios de Gobierno. En esta ocasión, a la falta de consenso se une la incertidumbre de no saber si la propia ley cambiará incluso con el curso ya comenzado.

Laura Conde


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