En la peluquería de “el negrito del swing”

Jorddy Mejía es un popular cantante de bachata, que dejó la República Dominicana por el “pequeño Caribe”

“¿Peligroso este barrio? Aquí hay policías que nunca han utilizado su arma; en mi país no habrá ninguno que no haya matado a alguien”. Jorddy Mejía (35 años, Cotuí, República Dominicana) rompe algunos de los prejuicios que los españoles podemos tener hacia los cantantes caribeños más comerciales, aunque fue padre realmente joven y en sus videoclips salen muchas chicas guapas.


Mientras acicala a un cliente en su peluquería latina de la calle de Topete (“hay un estilo latino”, asegura), donde ahora el cuarto corte de pelo es gratis y, sorprendentemente, no suena una bachata, sino un canal de documentales de fondo, recuerda cuando hace siete años llegó directamente a esta zona de Tetuán, conocida como el “pequeño Caribe”, sin haber cogido unas tijeras en su vida y sin un euro. “Al principio estuve unos días tirado en la calle, hasta que encontré esta peluquería. Venía aquí a pasar el rato y me fijaba en cómo lo hacían. A los tres meses, el negocio ya era mío”. Ahora enseña al mayor de sus hijos, de 18 años, para en unos meses asegurarle el trabajo. Desde que aterrizó en Madrid, el empuje de Mejía lo ha llevado a convertirse en un empresario con varios proyectos a su cargo: “Al llegar no tenía contactos en la música”. Y todo, además de para mantener a sus cinco hijos, para financiar su gran sueño.

Letras de amor y desamor

Aunque dice que le gustan mucho las cámaras (también aparece en dos películas) y sabe posar como nadie, reconoce que es una persona muy tímida. Se mira en el espejo de la peluquería, pintada de color rojo y decorada con posters de cantantes (incluido el suyo) y luces de neón, y se carda el pelo afro, tan importante para su imagen. Pelo afro, gafas de sol y botas por encima de los pantalones: ése es “el negrito del swing”, sobrenombre que se ganó durante su participación en un concurso de salsa de la cadena Antena Latina, “donde de 10.000 aspirantes quedé segundo”, apunta, y que lo popularizó.


Jorddy Mejía empezó cantando salsa y siguió con el merengue. Después de su éxito televisivo, el célebre Dioni Fernández lo contrató como corista y más tarde hizo varias colaboraciones con el también merenguero Benny Sadel. Un desengaño amoroso ocurrido en 2014 fue el causante de su estreno en la bachata. “Qué pena” sonó “en todas las emisoras dominicanas”, cuenta Mejía, y lo puso en el candelero de la canción ligera, gracias también a “Yo te amé”, canción que grabó con el famoso Grupo Extra, y que aparece en su disco “La dueña”.


Su otro ‘temazo’ es “La mujer de mi hermano”, historia que escuchó en los sillones de su peluquería (con embarazo de por medio, aunque esa parte no figura en su letra) y que sus fans han creído autobiográfica. “Me ha traído quebraderos de cabeza, pero lo importante es que hablen de mí”, dice el hábil Mejía.
 
Uno de los dominicanos del año

Si “el negrito del swing” se ha ganado el reconocimiento del público ha sido, además de por su talento, por su empeño y sus infinitos recursos. “En la peluquería hice clientes enseguida, porque tenía los precios más bajos del barrio y siempre ofrezco descuentos. Pero si alguien no puede pagarme, tiene que enviar mi última canción a todos sus contactos de WhatsApp”, sostiene. En Facebook, saluda personalmente a cada nuevo amigo y le pide ayuda en la difusión. Jornada continuada de 7:00 a 0:00 horas.


Jorddy Mejía empezó tocando el piano a los siete años y, además de compositor e intérprete, es arreglista, su verdadera vocación. En 2014 recibió el Premio a la Excelencia Juvenil, por “sus logros en el extranjero” y en 2016 ha sido considerado como “uno de los dominicanos del año”, junto a la cantante Ángela Carrasco o la cocinera María Marte, que pasó de ser una sin papeles, a tener dos estrellas Michelin. Historias del otro lado del océano, que nos quedan muy cerca.

Cristina Sánchez



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