Tres nuevas esculturas en Tetuán

Puede parecer una noticia extraordinaria, insólita y positiva, o también intrascendente, porque en todo Madrid, a lo largo del último decenio, han sido contados los elementos escultóricos erigidos, y esto apenas ha motivado comentarios y reivindicaciones, como si hubiese devenido un inexplicable desinterés por estas presencias que pueden representar la memoria de un hecho o de un personaje, la identificación local o el realce de un espacio.


Quizás una de las razones sea que el ciudadano no haya tenido participación en la decisión, ni se le ha informado adecuadamente de ese nuevo objeto, en ocasiones poco comprensible, con que se encuentra. Daremos pues unos datos básicos y breves comentarios de estas tres esculturas, para que todo vecino, transeúnte o paseante que se las encuentre sepa algo del qué y el porqué de las mismas.


La primera atención se ha de tener con la escultura en recuerdo al humanista y filósofo Carlos París en los Jardines que llevan su nombre. La interpretación de la obra, concentración armoniosa de unas volutas de acero cortén, es desde luego libre, pero conociendo a su autor, el burgalés Víctor Manuel Delgado, algunas referencias podrían verse en esta creación, sugerencias de esos valores que especialmente significaron al homenajeado. Hay que recordar que se ha hecho por iniciativa de la Asociación Vecinal Cuatro Caminos-Tetuán, en gestión participativa con la Junta Municipal.  
Justamente al sur del distrito, en AZCA, se encuentran las otras dos esculturas que, aun de iniciativa y propiedad privada, cumplen con el objetivo de aportar una propuesta artística a un espacio urbano de todos. La antigua sede del BBVA, hoy restaurada y que quiere ser conocida por “Castellana 81”, ha colocado en su acceso una de las características cabeza/esculturas de Jaume Plensa. Esta blanca Isabela de discreto tamaño, adecuado al lugar –dos metros con su pequeño pedestal–, seduce con su serenidad y poesía de adolescente en contenida expresión; bella variante de ‘Isabelas’ de distintos colores, tamaños y nombres, que hay por diversos lugares del mundo.

            
Jaume Plensa, junto a Cristina Iglesias, mantienen actualmente la proyección universal de la creativa escultura española; ambos cuentan con numerosos premios, reconocimientos y obras por todo el mundo. De Plensa se puede ver en Madrid otra de sus características figuras –Príncipe de Vergara, 187– y esperar a la exposición que en noviembre hará el Museo Reina Sofía.   


También en AZCA, en Torre Europa –sometida a una rehabilitación, en este caso más radical o más visible–, se ha instalado una interesante escultura móvil, como un árbol metálico con ramas en movimiento, que surge de una lámina de agua bajo la nueva monumental visera de cristal; su valoración, su comprensión requeriría más bien alguna pausa y reflexión. Es obra del escultor americano George Rickey, que, después de practicar la pintura, el diseño y la docencia, se especializó en escultura cinética, logrando una inequívoca identidad en sus construcciones geométricas y movimientos mecánicos; soluciones distintas a las de su coetáneo Calder. Poco conocido en España, pero sí en el resto de Europa, vivió algunos años en Berlín y su influencia llegó hasta motivar el Proyecto Escultural de Münster.
Confiemos que esta información sirva a esos vecinos y vecinas, siempre curiosos y amantes del saber, de las cuestiones del arte o de todo lo que pasa por sus barrios. Y al tiempo intentemos comprometer a artistas e instituciones para que vuelvan a acordar un arte urbano, que traiga a nuestras calles su especial atracción, su identidad y su memoria.

José María Carrascal Vázquez
Vocal de Cultura de la Asociación Vecinal Cuatro Caminos-Tetuán



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