Vecinos de Tetuán salen a la calle contra el aumento de las casas de apuestas

Bajo el lema “Tetuán no es un casino”

Ayer se celebró el Día Mundial Sin Juego de Azar, y más de un centenar de vecinos de Tetuán recorrieron Bravo Murillo, desde la Junta Municipal hasta Cuatro Caminos, para protestar contra el aumento de los negocios dedicados al juego en el distrito. Un fenómeno que se está dando en múltiples puntos de Madrid, pero que afecta especialmente a los barrios del sur y las zonas con menor poder adquisitivo de la ciudad. Según cifras de la Comunidad de Madrid, la región ha pasado a duplicar en cuatro años –de 2013 a 2017–su número de salones de juego y apuestas, de 304 a 606. Y las inauguraciones continúan.

“Tetuán no es un casino”, “apuesta por tu barrio”, “stop casas de apuestas” o “ellos ganan, tú pierdes”, fueron algunas de las consignas que pudieron escucharse y leerse durante la manifestación, convocada por las asociaciones vecinales de Cuatro Caminos y Almenara-Ventilla, los Foros Locales de Tetuán, entidades sociales y diversos partidos y agrupaciones políticas de izquierdas del distrito, entre ellos Ahora Madrid, PSOE, Podemos, Ganemos o Izquierda Unida, entre otros. Además, la marcha contó con el apoyo de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM), cuyo presidente, Enrique Villalobos, leyó un manifiesto al término del recorrido.

CUARTO DISTRITO CON MÁS SALONES

Según los datos que maneja la organización, Tetuán cuenta en la actualidad con 61 casas de apuestas, lo que le sitúa como el cuarto distrito con más negocios de este tipo, por detrás de Carabanchel, Centro y Puente de Vallecas. Sólo en el tramo de Bravo Murillo comprendido entre Plaza de Castilla y Cuatro Caminos se pueden localizar 16, una decena de ellas agrupadas en apenas 250 metros en torno a la parada de Metro de Tetuán, lo que convierte la arteria principal del barrio en “un alargado y preocupante casino al aire libre”, señalan.

Los convocantes consideran que estos negocios se extienden “como una nueva plaga que deprime los distritos, instrumentalizando las esperanzas de la gente en una época de crisis”. Además, denuncian una legislación “absolutamente permisiva” para un modelo de ocio “problemático”, que “fomenta la ludopatía” y “causa estragos comparables a los que causó en el pasado la aparición de las drogas”.

Dos de las principales quejas que esgrimen los vecinos es que este tipo de negocios “se ceba” especialmente con la juventud y con las personas con menos recursos, y que su ubicación, en lugares próximos a institutos y colegios, no resulta la más idónea. Cabe citar, no obstante, que estos locales tienen prohibida su entrada a menores de 18 años.

Antonio Ortiz, presidente de la Asociación Vecinal Cuatro Caminos-Tetuán, lo explica: “A nosotros nos llegan ya casos de familias preocupadas porque sus hijos juegan, y a los centros de atención a drogodependientes quienes más van ahora es gente por ludopatía. Nos negamos a que se repita lo que ocurrió hace décadas con las drogas, y por eso salimos a la calle. Esto puede hipotecar el futuro de nuestros barrios”, y añade: “Las casas de juego no son una actividad comercial más, no son una mercería, llevan a la ruina a la gente”.

PUBLICIDAD AGRESIVA

Por todo ello, los vecinos exigen políticas activas para atajar la proliferación desmedida de esta “plaga”; una normativa que limite las aperturas y restrinja una publicidad que consideran “agresiva”, que emplea a figuras admiradas por la juventud y brinda una imagen idílica de las apuestas, haciendo olvidar los peligros que conlleva el juego. Entre las opciones que se están barajando es la de instalar garitas en los locales para que la prohibición de la entrada a menores sea efectiva, así como regular la distancia entre las casas de apuestas.

Poner freno a la proliferación de los salones de juego ha pasado también a ser una de las prioridades de la FRAVM, que recientemente publicaba 15 propuestas para atajar este fenómeno y proteger a jóvenes y otras personas vulnerables. Entre ellas, la federación regional pide la aprobación de una nueva ley sobre el juego, declarar zonas de especial protección de población vulnerable, controlar la publicidad y el registro de jugadores o evitar la gratuidad de las consumiciones en estos locales.